martes, 20 de octubre de 2015

Nunca había amado tanto a mi cuerpo

Hola maravilla de la naturaleza, qué eres tú!!!


Te contaré una historia de mujer... A ver si te (re)suena algo...


Nunca había amado tanto a mi cuerpo, como ahora lo hago


En la adolescencia especialmente, hubo momentos en los que no cumplía con el canon de belleza establecido... ya sabes a lo que me refiero, sentía que algo faltaba en el "envoltorio" o que no estaba completo.... bien que no era lo suficiente delgada (o que no tenía suficiente relleno en alguna zona), alta (o que podría ser más baja), o mi vientre no era plano... etc etc etc


¿Un punto de inflexión para mi?: la maternidad. Me abrió los ojos y devolvió una verdad poderosa: la consciencia de ser mujer, con nuestras diferencias de envoltorio y nuestros templos interiores, nuestros ciclos lunares y nuestros cambios en nuestros cuerpos...


Otra verdad poderosa: mi CUERPO como el de todas, es SENCILLAMENTE PERFECTO, pues alberga un útero, que como el de mi abuela, como el de mi madre...ha permitido el milagro de la vida.


Entonces ¿Por qué no empezamos de otra manera la historia? Sabiendo que la belleza rebosa desde el interior, que ésta es la única verdad. Nuestros cuerpos son preciosos porque albergan en su interior un templo que venerar y cuidar, del que maravillarse y reenamorarse.


No renuncio a que mis hijos se emocionen de lo bellos que son, desde siempre hasta siempre!!!








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