sábado, 24 de enero de 2015

Criar y amar...d-e-s-p-a-c-i-o

Hola mujeres!


En estos días de lluvia y frío, andaba maravillándome con lo rico que sabe tomarnos nuestros tiempos para deleitarnos, "despacito y con buena letra" de cualquier cotidianidad - desde preparar unas pastas caseras; deleitarnos en el paseo con la estampa que deja el invierno en los árboles; o disfrutar con todos los sentidos de criar con alegría y amor (en estos momentos medio-escribo, medio-juego a hacerle cosquillas a la pequeña, pues viene a buscarlas alegremente); cuando he leído este brillante artículo de la Dra. Ibone Olza, Criar Despacio:


Aquí va un extracto:


"John Bowlby, psiquiatra infantil que formuló con brillantez la teoría del apego, ya lo adelantó en  1951“Consideramos esencial para la salud mental, que el bebé y el niño pequeño experimenten una relación cálida, íntima y continuada con la madre (o sustituto materno permanente), en la que ambos hallen satisfacción y goce”. Lo de  esencial, aclaró él mismo, es para la supervivencia de la especie humana, nada más y nada menos.

Placer, complacer. Satisfacción y goce mutuos. Deleite, desparrame, disfrute.  Deleitar: causar placer en los sentidos o en el ánimo. Agradar, gustar, recrear, gozar. Deleite: placer sensual o espiritual. Complacer: proporcionar a alguien gusto o alegría. Tener o encontrar gusto, placer o satisfacción en alguna cosa. Con placer, con mucho placer, sólo así es posible criar dulcemente.
Contemplar, con quietud. Respirar hondo y confiar. Saber que el parto llegará y que como decía Koosterman en 1922: Una mujer sana que da a luz espontáneamente realiza una labor que no puede ser mejorada.  Recibir al bebé con la piel, y contemplar como espontáneamente repta y avanza hasta el pecho para iniciar la lactancia, pero antes o después se detiene para mirar a los ojos de su madre con calma. Criar saboreando, con parsimonia, a la antigua, como quien prepara mermeladas o asa pimientos una tarde de septiembre. Darse el tiempo no escrito para atrapar el olor a leche materna cuajada que queda en su ropita o en la nuestra. La primera sonrisa y la suavidad de las pequeñas manitas casi redondas. Alargar las horas como si fuesen días y los días como si fuesen semanas. Intentar grabar en la retina esta mirada redonda tan pura. Contemplar a los hijos dormidos al amanecer, sentir como sube y baja su pecho con cada exhalación. Estar y permanecer, confiar. Escuchar las historias familiares, contárselas a los más pequeños, recuperar la transmisión oral de nuestras vidas y las de nuestros antepasados. Hablarles de sus bisabuelos, de nuestra infancia, del mundo que ya no existe pero sigue en nuestra memoria.

Pasar largas tardes sin hacer nada más que vaguear mientras los hijos corretean o juegan, inventan y exploran. Comer con ellos, desayunar con ellos, dormir con ellos, estar. Privilegios gratuitos que parece que muy pocos sin embargo se pueden permitir. Con las prisas y el estrés la crianza se convierte definitivamente en una enorme carrera de obstáculos. Las guarderías no se publicitan anunciando actividades placenteras para los más pequeños tales como salir al parque, ver insectos o ayudar a cocinar a un adulto. En vez de eso ofrecen clases de inglés y supuestos programas de estimulación cognitiva que se supone aseguran un futuro triunfal. Estresados desde tan temprana edad la única manera que tienen algunos pequeños de que se les permita no hacer nada en toda la mañana es enfermar.

Y sin embargo la crianza poco tiene que ver con la producción industrial en la que se encuentra sumergida, si no todo lo contrario, es una obra de la más delicada artesanía. Despacio se van construyendo los vínculos más sólidos y duraderos, esos que dan como fruto adultos seguros de si mismos y con enorme capacidad de amar. Las madres y los padres tendríamos que detenernos mucho más a menudo a mirar a nuestro alrededor y preguntarnos realmente cuanto de lo que hacemos a diario es realmente imprescindible, qué contribuye a nuestro bienestar íntimo,  y qué supone un estrés innecesario y enfermizo. Conforme nos atrevemos a desprendernos de las prisas y dejamos de huir sentimos como todo era en realidad mucho más fácil, más sencillo e infinitamente más bonito de lo que intuimos. Criar despacio es simplemente permitirse vivir respirando hondo, contemplando el milagro de la vida en nuestras criaturas que sin estrés florecen mucho más robustamente de lo que pensamos."

martes, 13 de enero de 2015

Mujer: Ayer-hoy-mañana

 









Orígenes

"En mi habitan mil mujeres
cumplen años
llantos
rabias
 
libran guerras en mi cuerpo
se liberan de grilletes
se me cuelgan
me desgarran.
 
Soldaderas del destino
brujas buenas de los bosques
prisioneras de los mitos
encerradas en telares
en iglesias
en fogones
 
fueron roca
arena
agua
 
sangre
luna
montes.
 
Siento voces en mis venas
alaridos en el alma
carcajadas en mi entraña
 
son mis madres
mis abuelas
mis hermanas.
 
Es mi historia que me llama".
 
Poema de Rosamaría Roffiel
 
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"Creo que para ir abriendo camino hay que poner en marcha la ayuda mutua práctica y cotidiana entre las mujeres; así como un nuevo tipo de relación entre hombres y mujeres que recupere el espacio y el tiempo de la verdadera maternidad. Pues nuestros cuerpos vivos sólo necesitan un poco de conciencia para desatar toda su potencia sexual, un caudal infinito latente de energía y pasión por bienestar de los demás (...)
 
Las mujeres tenemos que contarnos muchas cosas. De mujer a mujer, de mujer a niña, de madre a hija, de vientre a vientre. Porque lo que se plantea no es una preparación al parto distinta, que comenzase con cada gestación. Es la recuperación de una sexualidad que debe impregnar todas nuestras vidas y las de nuestras hijas, desde pequeñas. Para parir con placer, hemos de empezar por explicar a nuestras hijas que tienen útero, que cuando se llenan de emoción y de amor, palpita con placer; recuperar las verdaderas danzas del vientre, para que cuando lleguen a la adolescencia no tengan reglas dolorosas, sino que se sientan en ese estado especial de bienestar similar al de la gravidez. (...)
 
Hemos de re-conquistar nuestros cuerpos y aprender a mecer nuestro útero; sentir su latido y acompasarlo con todo nuestro cuerpo. Que la exuberancia de nuestra plena sexualidad acabe con las contracciones dolorosas y sólo haya el movimiento palpitante de nuestros músculos relajados y vivos."


Pariremos con Placer. Casilda Rodrigañez

jueves, 8 de enero de 2015

Espejito, espejito... ^_^

Hoy me he sorprendido mirándome en el espejo fijamente, pero... mirándome de verdad... deteniéndome y reconociéndome en los ojos que guardan la esencia de la niña que soy.
A menudo nos paramos y observamos el global: centrándonos en una cara que no deja de cambiar  (una comisura más alta que la otra; una ceja más poblada que su vecina; una arruguita que antes no se marcaba y una cana que me pregunto, cómo es que ha llegado a coronar mi cabello...).
 
Pero lo esencial sigue latente, ese "punto de luz" tiene su reflejo en el brillo de la mirada cándida, la de niña, la tuya hoy.
Como las estrellas pulsantes que sobresalen en la gran bóveda celestial...
De la misma manera en que maravilla un bello carboncillo entre cientos de pinturas a acuarela...
Como lo hacen unas coloridas flores en medio de un verde prado...
o unas gotitas de aceite esencial en un mar de colonias y perfumes sin identidad...


En el fantástico libro del Principito, éste se repetía que "lo que es esencial es invisible a los ojos", entendiendo que lo esencial no se ve bien sino con el corazón ... pero ¿no podríamos encontrar precisamente en unos ojos la verdadera esencia de la persona?.

Para este 2015, deseo que encuentres los "puntitos de luz" que conforman la verdadera naturaleza de cada uno! ^_^